sábado, 28 de enero de 2012

YA CASI NO EXISTE GENTE ASÍ



Por: José Ricardo Morales y Sánchez Hidalgo

Dos veces lo he oído en los últimos meses, primero fue en el homenaje que a maestros jubilados y alumnos fundadores de la Preparatoria No. 3, les hiciéramos en la Casa de la Cultura "Alí Chumacero" con motivo del 50 aniversario de la fundación del plantel. La Lic. Eva Ortega, encargada del área de Control Escolar quien hizo una reseña histórica de la escuela, mencionó que los fundadores de esta escuela del nivel medio superior, trabajaron inicialmente como docentes sin cobrar un solo peso por su labor, todo fue de manera voluntaria, altruista y solidaria.
Ellos fueron y vale la pena señalarlo: el Prof. Daniel González Figueroa, un Ingeniero de apellido Arcaute, el Dr. Juan Chumacero Lora, el Prof. Pedro Castillo Romero, luego cronista de Tepic; la Profa. Celia Concepción Guzmán Cuellar, el licenciado y escritor Héctor Gamboa Quintero, el Prof. Eduardo Zavala Hernández, el primer director de la prepa, Don Aurelio Soto y Soto, el Dr. José Luis Chan, el sacerdote Teodoro Alcaráz, el actual cronista e historiador de Acaponeta, Néstor Chávez Gradilla, el Químico Rubén Nieto Silva, las Profesoras Trinidad Briseño y Lucila Hernández Arciniega, el Lic. Ramón Aguiar Andrew, la recientemente fallecida Dra. Silvia Hernández Vite y el Prof. Daniel Figueroa Romero.
 Ninguno de ellos cobraban, pero sabían de la importancia de su aportación.
La segunda vez, fue la semana pasada cuando se hizo un homenaje y el último adiós a la ya mencionada Doctora Silvia Hernández Vite, quien entró a trabajar al sector salud y al actual Centro de Salud de Acaponeta, aportando sus conocimientos, dedicación y trabajo, sin cobrar por ello.
Hoy lamentablemente las cosas han cambiado. ¿Se imagina Usted, que algún diputado federal dejé en solidaridad con los hambrientos y paupérrimos habitantes de la sierra de Chihuahua, un año de su salario para llevarles alimentos y otras necesidades? Ya no diga un año, ¡un día! Ni el más ridículo de nuestros sueños lo veremos. Lo más es aportar dinero, con el cual saludan con sombrero ajeno, porque cuando aportan los hacen con billetes que nosotros les dimos, nunca de sus bolsillos. Estos tipos nunca pierden y, como los de Jalisco, cuando pierden arrebatan.
Vaya un homenaje a esos acaponetenses o ciudadanos del ayer que, sin las mezquindades que hoy se ven, dieron sin pedir nada a cambio.
¿Los imitaremos algún día?

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