Por: Juan J. Gaspar G.
MOJADO, Made in México…
¡Calidad exportación!
“…Reconocidos por buenos
trabajadores, que hasta los mismos patrones nos hablan en español…”
Bien haya esa canción tan pegadora allá en los años ochenta, interpretada con
pasión por “Los Tigres del Norte”, que vino a crear un verdadero mito, acerca
de la infalibilidad en el asunto hoy tan controversial acerca del Súper héroe mojado (según
la mitomanía foxista) y su obstinado afán por conquistar el anhelado “Sueño americano”…
…Otro mojado ha llegado a Los Ángeles,
estado de California, año 2000. Esta primera ocasión la pasada
salió en 1,200 dólares, de los cuales solamente pagué la mitad, porque no pude
conseguir más dinero entre mis amistades y parientes pobres…Pasamos un chingo de ilegales; éramos un poco más de sesenta, divididos en tres
grupos, casi todos varones, incluyendo a tres chamacas como de veinte o poco
más años de edad. Por la fisonomía, características antropomórficas… y
por las formas de hablar, vestir y hasta de ir al baño, podíase advertir
que casi todos éramos de estratos bajos, como bien decimos, visiblemente
jodidos, muy abiertos en el trato y con unas ganas tremendas de tragarnos
al mundo de un solo bocado…
Cómo olvidar las tremendas corretizas
por el cerro, a media noche, escondiéndonos de los aviones con radar, del
aparatoso mosco
(helicóptero), saltando barrancos, evadiendo los cordones electromagnéticos
tendidos entre la maleza, jugando
a las escondidas con los adiestrados sabuesos de la migra, que con
ultramodernos dispositivos de rastreo, walki-talkies, binoculares infrarrojos y
buen armamento quisieron infructuosamente frenar nuestra afanosa travesía por
los espesos matorrales de “El Hongo”, al noroeste de Mexicali, donde el brazo
de la sirena mexicana, casi se parte en dos…
Así como cuando jondeas a un gato de la
cola y lo avientas a un voladero,
llegamos a una casa de dos pisos, en la ciudad de San Diego… los más gandallas
para caminar habían llegado, ya andaban muy
campantes, con sus
greñas destilando, bien bañados y con un palillo de madera entre
los dientes, señal de que habían tragado
bien y aplastadotes
en los muebles de la estancia-comedor veían no se cual entrada entre los Padres
de San Diego y mis favoritos, los fenomenales Dodgers de Los Ángeles…
Huevos revueltos, con tortilla y chiles
jalapeños, bajados por tremendos sorbos de Fanta, Sprite y Coca-cola enlatadas,
que el encargado de la casa nos ofrecía por un dólar… A estas alturas ya nos
habíamos identificado, así que las chicas
ricachonas tuvieron a bien favorecer a este mojado jodidón , pichándole una soda
… Esta serie de trivialidades quedan igual de archivadas como las
peligrosas suertes de caer en un barranco o casi dejar el tomate de tus ojos ensartado en los breñales…
Durante la década de los ochenta,
denominada por los grandes economistas como la década perdida, las grandes economías del
mundo entraron en una profunda recesión, en México el impacto fue terrible, la
pobreza en el campo y la falta de oportunidades en la búsqueda de empleo,
aunado a un acelerado proceso de empobrecimiento de la población urbana y rural
alentó el fenómeno migratorio hacia los EEUU…
En ese impactante fenómeno económico,
social y cultural, yo fui, al igual que millones, parte de la estadística, pero
algo más: Un mojado con suerte, happy mexican people, mano de obra
barata, acostumbrado a la
chinga… hecho y, bien hecho, en mi México, ¡calidad exportación!
Órale, compas… ya llegó otro
mojado…
No me canso de contarles la forma en que
llegué a la gigantesca y legendaria ciudad de Los Ángeles… Los amigos de una
cuñada llegaron desde Long Beach, a pagar el rescate (la mitad del costo, que
por poco me cuesta que me dejaran tirado en un Freeway como cosa echándose a perder)… Todo aporreado,
como los tenis rotos, una oreja partida y la cara toda arañada como un vulgar catarrín entré a un Burger King del populoso Este de Los Ángeles.
Todo flickeado
engullí un paquete de comida chatarra y fui dejado en el taller-imprenta de Lalo
Venegas, alias “El Tártaro”, quien en las primeras semanas se convirtió en mi
tutor, benefactor, confidente y generoso anfitrión en esa conurbación gabacha,
predominantemente habitada por latinos,
más que nada, por mexicanos, pochos y chicanos …
El Tártaro me dió alojamiento, primero
en su pequeña imprenta y después en un pequeño apartamento en el cual vivía con
su nueva pareja conyugal, una nuera
postiza y media docena de chamacos
abusivos, respondones e igualados …
Bien dice el dicho que “el muerto y el arrimado a los tres
días apestan”, Doña Chencha (Prudencia, que de prudente no tenía
nada, nada) la futura esposa de mi amigo “El Tártaro” luego luego quizo meter el hilo por sacar la hebra…
-- Don Gaspar, los vecinos me
preguntaron: ¿quién es ese hombre prieto
y grandote que entra y sale por su casa? --Yo les dije que era un
sobrino mío que recién había llegado de mi antigua Guatemala y sólo iba a estar
por unas cuantas semanas, antes de salir para Nebraska…
Y luego vino el sablazo directo … viendo
que yo soy una chucha
cuerera en eso de agarrar trabajo habiendo y de ahorrar billetes a
lo jijo, me estableció una tarifa de renta y casi me exigió poner una cantidad
algo fuerte (cien dólares) para hacer
la marketa… Si no ha sido por el amigo Juan Luis, yerno de
Lalo, quien me dijo que no le hiciera caso, que ella era así de gandalla, esta vieja que
según era mi tía, me hubiera desfalcado en las primeras de cambio…
Aún así, no quise convertirme en una monserga, así que le
cooperé a Doña Chencha sacando de mi bolsa treinta dólares, para el
mandado… Con una mezcla de coraje y de resignación, pude ver lo
abusivo de esta señora, cuando al hacer
la famosa marketa, se surtió a lo cabrón de shampoos,
detergentes y pañales para bebé…
Ahí me tuvo tres semanas, hasta que un día acepté la invitación de un cuate
nicaragüense para irme de rommate
a su apartamento, en el conocido barrio de Koreatown…
Allá por 1986, en pleno apogeo de la
ocupación yanqui en Afganistán, el presidente Ronald Reagan extendió amplios beneficios
para los inmigrantes, aprobando una serie de medidas que condujeron a una
Amnistía generalizada y la posibilidad de legalizar a millones de
indocumentados. Compatriotas nuestros, como mi amigo Lalo Venegas, su
yerno y mi Tía Chencha adquirieron un status de residentes y ahora estaban a
punto de lograr la siempre anhelada ciudadanía y su inserción legal en los
asuntos de esa gran Nación fundada por sudados y harapientos inmigrantes
europeos…
Un mojado más, un mojado menos, eso fui…
un número más entre los millones de paisanos nuestros que viven en los EEUU,
trabajando, descansando, divirtiéndose y durmiendo entre las sombras de la
ilegalidad.
Un nuevo mojado, añorando a su querido México y mirando
ondear en lo alto la bandera americana…
¡Y vale más tener amigos que
dinero!
Ahora instalado en un pequeño, pero
cómodo apartamento, comencé a construir una pequeña red de amigos y compañeros
de trabajo … Mis vecinos, casi todos centroamericanos se volcaron a
ayudarme. En las dos ocasiones, sobre todo en ésta última
(2007), todos los vecinos del edificio Lothus, de Alexandría 229 South, me
colmaron de modestos regalos, que iban desde tarjetas telefónicas, billetes de
cinco, diez y veinte dólares, pases del bus, hasta camisas, pantalones y un pequeño
televisor, cosa que agradecí bastante, poco menos que el gesto sincero, genuino
y natural de una amistad a
toda madre…
La manager del edificio me mostró
inmediatamente el área de lavado, mi amigo Alfredo me mostró la forma de
abordar las diferentes rutas de transporte colectivo, mi amigo Ramón me
presentó con sus partners el
barrio y Juan Luis, yerno de Lalo, quien ya me había dado infinidad de raites a
la esquina de Westlake y 3ª (en mi primer oficio de flayero, tirador de
volantes impresos), fue mi conecta con su patrón Brenda Ring, quién me dio
trabajo como ayudante de pintor…
De ser un modesto Profesor de primaria,
comencé a cambiar de jales
y domicilios siempre con la ayuda de amigos, vecinos y compañeros de trabajo.
Fui tirador de flayers, ayudante de pintor, lavaplatos, bus-boy, auxiliar de
cocinero y ayudante en construcción. Por lo general la forma
de agarrar un trabajo más o menos estable y a satisfacción remunerado se logra
a través de la familia o las amistades más cercanas… Aún en los
peores momentos, cuando fallaba el trabajo, cuando te recortaban o te descansaban, nunca faltó
(Gracias a Dios) una llamada telefónica, una reconfortante cita, unas palabras
de aliento, un plato de comida caliente o una taza de café sobre la mesa…
La comunidad inmigrante aún no toma una
personalidad política y cultural consistente y uniforme. Son más de
cincuenta millones de inmigrantes latinoamericanos que por casi cuatro décadas
se han agregado a un conglomerado socio-cultural que incluye a poco más de doce
millones de indocumentados que forman pequeñas comunidades a lo largo y ancho
de la Unión Americana…
Aunque la situación se puso muchas veces
crítica, color de hormiga,
ya fuese por las necesidades familiares tan extremas, o por la
inestabilidad en el empleo, la mano de Dios siempre me amparó, a través de mis
amigos inmigrantes… ¡Qué afortunado es el hombre que tiene amigos aunque no
tenga dinero!
Mojados light… ¡Un nuevo
estilo de vida!
A los tres días me convertí en ciudadano
norteamericano (piratón, claro está)… Por setenta dólares conseguí papeles
falsos, Mica (Green card), Licencia para conducir (Driver license) y
tarjeta del Seguro social (Social Security Number-SSN)…
En las inmediaciones del Mc. Arthur Park
(o en Huntington Park) se pasean los famosos miqueros…
-- ¡¡Micas, micas, seguros, seguros, “Ai-dís” (Tarjetas de
Identificación ciudadana o Alien Cards)!!
Ya con papeles chuecos puedes irte a buscar trabajo
(rogando a Dios sí encontrar).
En mi caso puedo recordar completito el SSN, cuyas últimas cuatro cifras,
memorablemente son mis cifras del PIN en mis casi siempre insolventes tarjetas
de crédito… Ese 4135 que asenté en aplicaciones de empleo, contratos de renta,
matrículas escolares y hasta números telefónicos ¡jamás se olvidará!
Carro, teléfono, unos cuantos billetes
en cartera y una agradable compañía femenina siempre resulta necesaria en esa
sociedad tan liberal, pero a la vez conservadora… Un tren de vida
excitante y agitado, que comienza a las cuatro de la mañana y termina a las
cuatro o cinco de la tarde, de lunes a viernes, extendiéndose a sábado y
domingo, según la ocupación…
Cuatro de la mañana, el freeway
congestionado de camionetas y pequeños compactos, a las siete otro cuello de
botella, cuando empleado, estudiantes y uno que otro baquetón salen a desgastar
las sólidas calles de esa enorme plancha de concreto…
Los cafés, 7-eleven, Am-Pm,
Shinklers-Donnuts, cafés chino-koreanos y una que otra fonda de comida Mexicana
ofrecen aromático café con donas, para
apendejar el estómago hasta la hora del lunch… Pobre del mojado que conserva entre sus primitivos
comportamientos la perniciosa costumbre de ¡comer tres veces al día!
En eso de comer, la industria
gastronómica es un negocio lucrativo y altamente rentable… carritos de
hot-dogs, las conocidas loncheras, los pequeños restaurantes mexicanos, las
supergigantes cadenas de autoservicios que tiene su departamento de Deli
(comida caliente), los McDonalds, Burger Kings, Carl-juniors, Taco-bell y Jack
in the box, entre otros y no se diga la enorme cantidad de establecimientos de
comida tailandesa, japonesa, vietnamita, hindú, coreana, griega, italiana,
argentina, brasileña, cubana y sobre todo china, la conocidísima “chainís-fud”
(chinesse food)… ¡Hambre le pide uno a Dios en esas tierras de
lujo y abundancia!
Conocí amigos de distintas procedencias
y de casi todas las generaciones de ilegales: ex-braceros, espaldamojadas, alambrados y modernos pollos;
no podía privarme del ingrato privilegio de convivir con chilangos, ninis, pochos y mojados light… Estos
últimos de extracción urbana y provenientes de las clases media y media alta de
las principales ciudades de nuestro continente, que comenzaron a llegar allá
por el 2005, desencantados con las políticas depredadoras del gobierno mexicano
y atraídos por las ventajas de una vida confortable y segura en los EEUU…
Vivían más o menos bien en México, o en ciudades como Buenos Aires, Sao Paulo,
Medellín o Quito, pero por situaciones específicas (Nueva política de
migración) cruzaron por la
línea de manera ilegal o con visados de turista… Aún muy fusfurusnais, con su
arrogante presencia de cosmopolitas venidos a menos, eran mojados
como yo, y por su forma modosita
de ser, fueron etiquetados por este prosaico escritor, como Mojados light…
Apartamentos de mediana calidad en áreas
habitadas por koreanos, orientales o europeos…ahí llegaron a vivir algunos
conocidos míos, una colombiana, dos argentinos, una ecuatoriana, una familia de
peruanos y un venezolano que pasaba mascoteando
el freno, echando
pestes en contra de Hugo Chávez y presumiéndole a sus cuates las
ventajas y comodidades de la vida en los Yunaites-estates…
El fenómeno migratorio tomó una mayor
fuerza, a partir de la salida de cientos o miles de latinoamericanos, que se
autoexiliaron de manera irregular en los EEUU, huyendo de sus países por
razones políticas, económicas o de seguridad personal… La llegada de
inmigrantes de mediana solvencia económica se intensificó a raíz del
recrudecimiento de la guerra antinarco, impulsada por el gobierno de Felipe del
Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa, en tierras mexicanas…
El famoso sueño americano…
¿espejismo o realidad?
Antes de que el hambre arreciara eran muy pocos
los paisas que juntaban sus chivitas para
irse al otro lado;
no hace falta consultar las estadísticas, una insignificante minoría de
mexicanos y latinoamericanos decidió marcharse al norte y quemar
sus naves en aquella superpoderosa nación echando raíces en las
tierras del dólar… Tener un buen trabajo, un ingreso salarial muy alto en
comparación a los salarios de miseria y la oportunidad de darle una mejor
calidad de vida a sus familias, orilló a muchos compatriotas nuestros a
emigrarse y obtener la ciudadanía estadunidense, que los igualaba en derechos
al resto de los norteamericanos…
El despegue económico de la postguerra,
el avance tecnológico que comenzó a darle una vida de comodidad y de
fascinación a las clases medias norteamericanas fue el poderoso imán que atrajo
a individuos de los cinco continentes para probar las delicias y placeres de lo
que comenzó en tipificarse como el moderno American Way Life (estilo de vida
americano), con la anhelada conquista del “sueño americano” o american dream…
Si pasas por el Histórico Downtown de Los Ángeles (Centro
histórico) podrán apreciarse los vestigios arquitectónicos, murales y muestras
pictográficas de los años florescientes, cuando Los Ángeles era comparada con
la bella Venecia, la divinamente hermosa New York, la esplendorosa Chicago (Ciudad de los vientos), la legendaria Londres o la eternamente amada
París, la Ciudad-luz. El sueño americano, con sus fastuosos eventos
de recordación, los impresionantes parades (desfiles) con lujosos carros alegóricos
y la celebración de los más caros espectáculos del mundo, que llenaban de luces
las marquesinas de la Broadway Street…
Compra la casa de tus sueños; viaja a
París y regresa con felicidad; nada se puede comparar con la inversión de
tu vida, Campo alegre en Escondido te ofrece las comodidades modernas, sin
perder contacto con la naturaleza; autos de lujo en cómodas mensualidades,
condominios de lujo, mujeres hermosas y todo un mundo de glamour y
exclusividad, hizo creer a todo mundo que Estados Unidos, era Jauja, o un poco
más de lo que fue para los viejos judíos, “descendientes
de Abraham”: ¡la
tierra prometida!
En la actualidad el flujo migratorio
descendió a sus más bajos niveles, debido a las fuertes restricciones que el
gobierno norteamericano impuso en sus embajadas y estaciones aduanales…
Además la imposición de severas medidas de vigilancia y control en las
fronteras, aunado a la construcción del muro fronterizo y la creciente
criminalidad en las fronteras, ha provocado un vertiginoso descenso de
los desplazamientos de individuos y familias que añoran la estabilidad tan
pregonada, pero ahora cuestionable de la otrora poderosa economía
norteamericana. La demanda de una reforma integral de legalizaciòn para
los poco más de 12 millones de indocumentados sigue en pie...
Pues, yo ya anduve por allá y a grandes
rasgos les conté una buena parte de la experiencia que viví como ilegal en Los Ángeles, a donde con gusto regresaría, al momento de mi jubilación…Faltó
decirles que allá entre a la escuela, me convertí en un asiduo visitante de la
Central Public Library, una de las bibliotecas más completas y hermosas del
mundo…Conocí muchas ciudades cercanas, visité las mansiones-museos de
las grandes celebridades y hasta pude ver de cerca a más de alguna de las
celebridades de Hollywood... ya ni se diga que fui extra en una película de
Demián Bichir..
De todas esas cosa hablaré en otro
momento, así que yo no me casé con el sueño americano, viví con intensidad al
límite de mis capacidades y mis escasos ahorros…Al final regresé con unos
pocos dólares en la bolsa, mi amigo Martín Acevedo me trajo de raite y Bolivar
Oramas (ambos amigos del Face) me paseó por Tijuana de noche… ¡Aquí estoy
ahora, viviendo entre pobretones
como profe rural, mi sueño mexicano!
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