Por:
José Ricardo Morales Sánchez Hidalgo
Muy gracioso era aquel
comercial de TV que aún se recuerda y hasta se convirtió en dicho popular en el
cual se publicita una camioneta y donde se ve a un señor que lleva a su hijo a
un promontorio desde el cual se mira un verde y hermoso valle, lleno de
riquezas naturales y cultivos.
El amigo muestra el entorno a su retoño y con
seriedad, como el que quiere trascender en la historia, le dice al pequeño:
“Hijo, algún día todo esto será tuyo”. Detrás de ellos hay una camionetona
Cheyenne, perdón por el gol, negra, hermosa, refulgente y deseada. El
chiquillo, haciendo caso omiso a las intenciones benefactoras de su padre, al
dejarle aquel gran patrimonio que desde el otero observan, pregunta con toda
ingenuidad y honradez: “¿y la Cheyenne, ´apá?”. El ladino mocoso, no recibe
respuesta de su progenitor, quien insiste ya algo preocupado: “Hijo, algún día
todo esto será tuyo”. El chaval como respuesta solo mira de reojo al vehículo
de sus sueños, desdeñando el resto del mundo.
Así como este anuncio
comercial, me parece que está el país. Los habitantes de nuestra nación,
incluyéndonos usted y yo amables amigos, por décadas –por siglos, diría yo--,
hemos venido oyendo de los gobernantes que vivimos en un país de Jauja; desde
los decires de los hueytlatoanis aztecas, que viviendo entre el lujo y la
magnificencia propia de un dios-emperador, hasta el Calderonato del buen Don
Felipe, pasando por la diversas cortes imperiales como la del priato de los
años pasados y el de Foximiliano y Martota; a lo largo de la historia, nos han
hablado de México como el cuerno de la abundancia inagotable y del país de
primer mundo con mentalidad y suerte de cuarta. Llámese como se llame el
gobernante en turno, desde los ámbitos federales, estatales o municipales, en
México somos todos ricos. Los mandatarios priistas antier, Fox ayer y Calderón
hoy, nos dicen que algún día toda esa riqueza será nuestra. Desde alguna loma
nuestros mandamases nos enseñan con el dedo, la riqueza de la cual podemos
gozar los mexicanos: Pemex, CFE, turismo, bosques, mares, selvas, finanzas
sanas, buena salud, magníficas escuelas, cultura a raudales; seremos, dicen sin
rubor, la primera economía del mundo, creceremos hasta el 7% nos escupió en la
cara el ranchero San
Cristóbal y artista exclusivo de revistas
popis.
“A pesar de las
adversidades y los problemas, hoy México
tiene un rumbo firme, un rumbo claro”, nos dice el presidente Calderón a todos
los mexicanos que mientras tanto sufrimos las alzas de los productos de consumo
diario, canasta básica y las erogaciones domésticas normales cada día más en
las nubes.
Total, siempre,
un país en bonanza, en la opulencia: “Hijo, algún día todo esto
será tuyo” y nosotros volteamos hacia atrás y preguntamos: “¿y la Cheyenne,
´apá?”, solo que la famosa Cheyenne, es un montón de preguntas que no han
sabido ser resueltas o debidamente contestadas por los altos jerarcas del
gobierno: ¿qué pasó con las triquiñuelas de muchos, demasiados gobernadores y
que pena les han asignado? ¿No es verdad que muchos de ellos viven gozando, con
toda impunidad de los privilegios corruptos que les da como atributo el poder?
Existen y no hay manera de
ocultarlos, ex presidentes de la República, gobernadores, líderes sindicales y
otros que viven en la opulencia enormes ranchos, o monumentales mansiones mismos
que debe valer millones de dólares, mientras ya 60 millones de mexicanos se
debaten en la pobreza. ¿Por qué Pemex,
sigue siendo el botín de un puñado de privilegiados y no genera riqueza para
todos? ¿Cómo es que todos los mexicanos resentimos todos los días una permanente
crisis, económica, educativa y de valores, mientras los diputados y senadores
ganan millonadas por decir mentiras y hacer barrabasadas de primer orden en la
tribuna? ¿Hasta cuándo la criminalidad se bajará de su nube de impunidad donde
habita y bajará a terrenos más justos, detrás de la barras de acero de la
prisión? ¿Por qué tienen tanto poder personajes como aquella eterna
sinvergüenza líder magisterial que tanto daño le ha hecho a la educación y en
general al país? ¿De qué manera alguien nos puede explicar que estén cayendo
decenas de cadáveres en muchos lugares de esta pobre nación? ¿Cómo un inicuo
diputaducho local puede ganar hasta 100 mil pesos, mientras hay millones que
sobreviven apenas con el salario mínimo de 50 pesos diarios? ¿Qué privilegio
tienen los partidos políticos para recibir tanto dinero? Alguien que explique
los inmensos gastos superfluos y de publicidad que gastan los gobernantes para
tan solo decir falacias y prometernos que algún día todo será nuestro.
Los que nos gobiernan deben entender que no nos interesa
ser los dueños de Foxilandia, Calderonjauja o Nietópolis, queremos respuestas y
acciones a hechos concretos. Queremos ver a muchos sinvergüenzas con placa o
curul en la cárcel, quizá en el paredón y a los legisladores viviendo con el
sueldo mínimo. Anhelamos ver diputados callados, partidos políticos
desaparecidos y “mesías” sepultados. Por eso cuando nos dicen que México es un
país de maravillas, nosotros nos preguntaremos: “¿y la Cheyenne, ´apá?”
0 comentarios:
Publicar un comentario